Hace un tiempo hablamos de cómo todo se transforma en nombre y de las gracias, las desgracias y condicionamientos que pueden acarrear los bautismos. Colectamos muchos testimonios sobre el tema. Podemos empezar, por ejemplo, por aquellos que se ajustan como un guante a la personalidad, aspecto o profesión de la persona. Es el caso que comenta Mariana Z, quien aseguró conocer al contador Platarotti y al doctor Bustos, médico mamario.

Zoilaperezsosa, por su parte, testificó la existencia de un tal Armando Paredes, arquitecto. Moylder dice conocer a los miembros de la familia Negrón, todos efectivamente "muy morenitos". Mayckyn sabe de una dermatóloga cuyos apellidos son "Espino Barros". Y monica romero habló una vez con una persona cuyo apellido era "Conejo Cejudo", miembro -para colmo- de la industria mexicana de alimentos.

Pero también están los nombres paradójicos. Edabal resalta que el defensor de menores de Buenos Aires (a cargo de casos de violencia familiar) se llama Dr. Garrote. Sekh recuerda a una amiga de su madre, que, llamándose Blanca, era afroamericana.

Cuando más que coincidencia hay contraste, el chiste se impone. Jennifer tiene presente a una profesora muy poco agraciada, reemplazante en la materia de matemáticas, de nombre Uberlinda, a quienes los alumnos recibían con la siguiente leyenda en el pizarrón: "uber....????". Luego está el caso, cuanto menos, inquietante, del médico ginecológico de apellido Matadamas, reportado por Selkett.

Y quedan los nombres insólitos, como el tan musical que recuerda mad1974: "Aliro Lara Lira". Adrianamonica no olvida a su conocida Demencia Siniestro. Y chupi, como es de esperar, tiene grabada en la cabeza determinada combinación de apellido materno y paterno: el primero, Mier, el segundo, Daza. Nadie recuerda hoy el primer nombre de la mujer, que quedó opacado por razones obvias.

Pero por suerte hay revancha. Todos podemos elegir hoy en día nuestro nickname, nuestro nombre virtual, nuestro alias para el messenger o para participar en un foro. Todos podemos dejar a un lado nuestro nombre real y elegir uno de fantasía, según nuestras aficiones e intereses. Podemos autobautizarnos y darnos a conocer como queramos.

Los nicknames pueden provenir de apodos, partes de canciones, chistes o alusiones a famosos. Están quienes prefieren algo parecido a un nombre propio y quienes lo usan para avisos de actualidad, como "cumplo años!", "faltan 33 días para fin de año" o "ya no hay más entradas para Madonna". Hay quienes llegan, incluso, a ejercer lo que podría llamarse "el reality nick": son los que, a medida que va pasando algo a lo largo del día, lo actualizan en su nombre y ponen por ejemplo: "comiendo con Patricia", "me anoté en el examen", "llueve en mi ventana" o "ahora salió el sol", etc. También están quienes aprovechan el espacio para poner una frase (propia o ajena) que consideran (por profunda o ingeniosa) digna de publicitar; están quienes prefieren poner chistes breves y los que optan por una salida tipo Prince, y abandonan los signos de la escritura para llamarse con un impronunciable ícono.

1 comentario:

Anónimo dijo...

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