El viborita, el gitano, mi tio y yo





Tu casucha en el medio del campo
me recibe con cadáveres de pollo muerto
viborita viaja en pasadizos
y me cuenta una historia:

"los gitanos son buena gente
me esquivaron varios fuegos
en una oportunidad el calefón colifato
que habían secuestrado como automóvil
se le escapó el último tornillo
y quedamos despatarrados en lejana ruta
ahí nomás el comandante
sacó su navaja
yo, viborita que soy, imaginate como me puse
me vibraba la lengua
no sabía si esperar o apurarlo
viste como es, los amigos son amigos
hasta que dejan de serlo
bueno, en fin, me señala con la púa
no deja de mirarme a los ojos
'vamos a revisar el motor'
había más humo que en Vietnam
parecíamos dos autralopitecus frente al tablero del Apolo XIII
yo rascaba mi cabeza con el dedo índice
y en eso llegó la patrulla
en el medio de la ruta una puta patrulla
el gitano sabía que mi valija
estaba cargada de pastillas de la gran ciudad
'¿qué pasa acá?' no pretendía ayudarnos
era un cuyano zángano y oportunista
babeando del poder que tenía en sus manos
'necesitamos una grúa' - '¿grúa? jajaja'
'abrí la valija, gringo'.
Yo miro al gitano
sin dudarlo, en aproximados dos segundos
clavó la navaja en el cuello del enemigo
y la sangre inundó la tierra
parecía un show de magia que salió mal
pero hay momentos en los que hay que actuar
lo arrastramos cien metros desierto adentro
lo enterramos unos centímetros
yo, viborita, nunca fui acusado
ni siquiera denunciaron la desaparición
el gitano se ganó mi respeto
que siendo como soy, sólo puedo demostrarlo
de forma económica
le regalé la mitad del contenido de la valija
arreglamos el auto por arte de magia"

Yo seguía comiendo el asado,
escuchaba al viborita, pobre mitómano,
miraba las cabras, las gallinas,
todas dentro de una traffic semiabandonada
también en el techo
el sol neutralizaba mis pocas ganas
de hacerle más preguntas al viborita.
Tu casucha se cae a pedazos
el vino rancio me pone agreta
el viborita come en su sitio, callado
pero me tiembla la pierna
como a un refugiado vietnamita
le pido la navaja a mi primo
y salgo a la busca de patos
Ay, tío... ¿sabés que tenés
un hijo que sufre demencia?
Mi tío, en cambio, produce comida
vende un poco de carne
vive en un rancho moribundo
pero se ha puesto tv y cable
le gusta el vino de mesa
y no sabe lo que es la locura
El camino se vuelve estrecho
por la maleza
veo al pato más lindo
blanco y puro
nadando en su propio río
le arrojo la navaja
que gira cien veces sobre su propio eje
hasta impactarlo como un misil sobre Vietnam
lanza un graznido, un pequeño gruñido
y el río se tiñe de sangre, que es mi sangre
nunca más volví a Mendoza.






/* me doy la Bienvenida y las gracias.
luego, luego, musica musica

1 comentario:

ejemplo violento dijo...

a mendoza no debería volverse nunca